Caminando hacia el denominado parque de Santo Domingo, una zona ajardinada semiprivada muy cerca de la plaza de toros de Jerez. Encontramos ciertos vestigios que parecen desapercibidos para la mayoría de los jerezanos y visitantes, que se puedan acercar por el lugar.
Y no nos referimos a las numerosas fachadas decimonónicas, vestigio arqueológico industrial jerezano que se pueden encontrar alrededor del parque y el coso taurino.
Nuestra reseña se centra en el mismo suelo del parque, donde hallamos un piso casi intacto compuesto de chinos. Y no como los que están colocados en la Plaza del Arenal tras su remodelación, no. Si no un pavimento de Chinos en condiciones, de esos que provienen de la cultura árabe cuando estos quisieron copiar el conocido mosaico romano, elaborándolos con cantos rodados de ríos. Ignacio Soto Vargas es el artífice de esta maravilla, que elaboró para los antiguos jardines botánicos de Williams & Humbert. El firme posee las iniciales de la casa bodeguera en una especie de pequeña plaza, donde convergen diferentes calles con los nombres de las marcas principales que han hecho famoso a esta firma bodeguera jerezana.
Repasando un poco los inicios de estas bodegas fundadas en 1877, destacamos la historia romántica que entraña su nacimiento. Donde Alexander Williams un humilde empleado de la Casa Wisdom & Water, se enamoró de la jerezana de origen inglés Amy Humbert. Al no permitirle su salario mantener una familia, Williams decidió alquilar una nave y fundar sus propias bodegas asociándose con su suegro, emergiendo así una de las firmas bodegueras más importantes de la ciudad.
Nuestro más sincero agradecimiento a Miki Polavieja por su asesoramiento.