El Consejo Regulador del Vino ha constituido formalmente la comisión interna con la que pretende dar salida a los principales temas que tiene pendiente de resolución el sector, algunos de ellos claramente enquistados, caso de la supresión del fino de Sanlúcar, los graneles o la reformulación de las zonas de crianza y producción.
La ‘supracomisión’, como se la conoce en determinados ámbito sectoriales, pretende llevar al pleno del Consejo Regulador los temas sectoriales más importantes ya hablados, debatidos y acordados para que en dicho órgano prácticamente solo haya que dar el ok (como es lógico, a falta de matices y formalidades). Se trata pues de reforzar el trabajo interno de la institución para llegar a acuerdos previos y evitar así que las disensiones que acompañan a algunos de estos temas –además de los mencionados cabe citar en este apartado otros asuntos históricos como el ‘bag in box’, ahora provisionalmente prohibido- haga que lleguen sin el ‘visto bueno’ al pleno del Consejo y el impacto que sus decisiones tiene (bien es cierto que la opinión pública generalista no sigue el día a día de estos temas, pero sí los distintos agentes del sector, las distintas Administraciones y la prensa especializada, que siguen las decisiones que adopta o desestima y cómo lo hace).
Este órgano, en definitiva, pretende ser la nueva ‘cocina’ del Consejo Regulador, dejando las sesiones plenarias como ‘salón’ de la institución. El ámbito de actuación de este órgano será en general todo lo que afecte al pliego de condiciones de las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda.
Por cierto, hay que decir que la ‘supracomisión’ cuenta con un problema de partida: los manzanilleros de Sanlúcar han decidido por ahora no participar en el grupo de trabajo. Fedejerez, Asevi-Asaja, cooperativas… todas las organizaciones de bodegas y viticultores con representación en el Consejo estuvieron en la constitución de este nuevo órgano junto con responsables de la propia institución, pero los manzanilleros no. Ni Barbadillo ni Delgado Zuleta, titular y suplente en el Consejo por esta vocalía, acudieron a la reunión constitutiva. El motivo es muy simple: como ya se ha indicado, uno de los principales temas que están en la agenda de partida de la comisión, a petición de Fedejerez, es la supresión del fino de Sanlúcar. Como se recordará hace más de un decenio que se habla de este asunto en el sector. Desde Jerez y El Puerto se mantiene que precisamente la exclusividad de Sanlúcar de Barrameda para la elaboración de manzanilla como denominación de origen debería cerrar la puerta a que las bodegas de dicha localidad pudieran elaborar fino, ya que en realidad se trata del mismo vino con las particularidades que le aporta justo el hecho de su crianza en la ciudad de la desembocadura del Guadalquivir, mientras que desde Sanlúcar se esgrimen tanto derechos históricos como el hecho de que hay determinadas zonas de Sanlúcar en las que lo que se da es fino, no manzanilla… Bien, este tema lleva aproximadamente un decenio apareciendo y desapareciendo de la agenda de Fedejerez (y, por lo tanto, del sector) que aspira a conseguir un compromiso para su erradicación definitiva a lo largo de 2018. De hecho, hay que recordar que este tema fue en el orden del día del primer pleno del año, en enero… si bien no se forzó una votación, se valoró como recordatorio de que la propuesta de que desaparezca la elaboración y comercialización de fino en Sanlúcar sigue vigente para la patronal bodeguera.
En la actualidad, junto con el ‘bag in box’ y la prevista –también sine die- desaparición de los graneles este es el principal contencioso sectorial que afecta a bodegas de Sanlúcar (no todos los temas afectan a todas, por cierto), pero claro, son tres asuntos de enjundia… Por supuesto, las bodegas manzanilleras siguen acudiendo al pleno del Consejo Regulador, pero el hecho de que por el momento hayan decidido no participar en este grupo de trabajo supone un problema a la hora de encontrar consensos –palabra que en el Marco de Jerez suele identificarse con unanimidades- para la resolución de éste y el resto de temas pendientes…
Quizá por tratarse de un asunto que no parece especialmente espinoso, la ‘supracomisión’ ha dado máxima relevancia a un tema que solo lleva dos, tal vez tres años sobre la mesa. Se trata de los denominados ‘nuevos jereces’, decidir sobre la aceptación (o no) en la denominación de origen de estos caldos de índole muy variada pero que tienen en común buscar un plus mediante el uso de técnicas y uvas hoy casi perdidas, sin perder la referencia del ‘terroir’. Hablamos de finos que alcanzan el grado sin necesidad de fortificarse con alcohol; otros que se elaboran con variedades no autorizadas en la denominación (básicamente las casi perdidas mantúa y perruno), el ‘asoleo’… Varios de estos vinos tuvieron su puesta de largo en la pasada edición de Vinoble, hace dos años, en una de las catas que suele acoger este salón. En ese momento, desde el Consejo Regulador ya se expresó su interés en que en el futuro estos vinos pudieran tener un hueco en Jerez-Xérès-Sherry y parece que ese momento ha llegado, al menos para su debate. Por cierto, con este tema se quieren matar dos pájaros de un tiro, ya que en paralelo se contempla como la manera de dar salida como vino de Jerez con todas sus consecuencias a vinos que se elaboran en la zona de producción del Marco, caso del fino de Chiclana, que salen al mercado con ese sello extraño de un consejo regulador que no se sabe bien cual es… porque no lo pone.
Por cierto, hace algo más de veinte años, con Rafael Coloma como presidente del Consejo Regulador, se avanzó bastante en una iniciativa similar para integrar a los otros ‘jereces’ (es cierto que por entonces sin iniciativas tan singulares como las desarrolladas por este grupo de jóvenes enólogos… por entonces, básicamente se trataba de allanar el camino a una posible integración de casi toda ‘Tierra de Cádiz’ en el seno del Consejo Regulador. De hecho había un nombre y todo: el no muy afortunado ‘Vinos del Marco de Jerez’. El borrador del reglamento debe andar todavía por ahí en algún cajón…).
Hay que dar tiempo prudencial para ver la operatividad de la ‘supracomisión’ y si resulta la herramienta adecuada para que el sector llegue a acuerdos en asuntos como el del fino de Sanlúcar, graneles y demás… Pensar que una comisión va a agilizar trámites y dar soluciones puede sonar un poco ilusorio, pero habrá que esperar, como siempre, por cierto, en el Marco de Jerez…