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Monumento a Pedro Domecq y Lustau

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Monumento a Pedro Domecq y Lustau

Nos atienden atentamente en bodegas Fundador Roció Benítez, simplemente nos dirigimos al corazón de la bodega con más solera de Jerez.

Monumento a Pedro Domecq y LustauAnte nosotros se abre la que fue la Casa bodeguera Domecq, hoy en día fagocitada por la multinacional Beam Global, que por lo que hemos podido comprobar, respeta hasta el más mínimo detalle esta pequeña ciudad bodeguera datada nada menos que de 1730.

Nos dirigimos hacia el busto de Don Pedro Domecq y Loustau o como añade el investigador «José Luis Jiménez» en el blog Jerez Siempre; Don Pedro Jacinto de Domecq y Loustau de Montauban y Lossy ¡Arza que toma!

Nos plantamos frente a él, sin duda un monumento desconocido para las jerezanas y jerezanos que intentaremos, puedan disfrutar al máximo desde estas líneas, como nosotros disfrutamos con nuestro patrimonio vitivinícola y general. El monumento es una fuente en sí, donde encontramos en plan decorativo, ensamblado en cada una de sus cuatro caras, cuatro cabezas de leones echando agua hacia lo que se entiende en su conjunto un manantial. El león indica protección, aunque también fortaleza y muchas veces, sobre todo en la propaganda decimonónica, es representado como símbolo nacional.

En dicha base observamos dos estilos claramente diferenciados, uno es el rococó por las rocas, el manantial, la vegetación… es decir, lo bucólico, figurando como si fuesen pequeñas cascadas.

Y la otra tras observarla detenidamente sacamos la conclusión hipotética de que entre las cabezas de leones salían dos guirnaldas, simbolismo muy concurrido en el renacimiento, en este caso neorenacentista y que parece ser, han sido eliminadas o simplemente han desaparecido por el paso del tiempo.

En la cara frontal de la base se lee “Don Pedro Domecq Loustau creador de nuevos horizontes en la industria jerezana nacional del vino”. A la izquierda reza la fecha de 1824 la fecha de su nacimiento, a la derecha intuimos, ya que no nos percatamos del todo, 1894 la de su fallecimiento. Y en la trasera la de 1962 fecha de la inauguración del monumento. La ubicación del busto es única y si estás presente, in situ frente a él, puedes percibir las extraordinarias soleras de la bodega el Molino todo un lujazo para los sentidos, vamos los pelos como escarpias.

Tras dar una vueltecita a la escultura advertimos la firma de la que creemos su autor, en el hombro izquierdo del busto de observa la escritura “Su Nieto Manuel de Jesús 1962”. En un principio creíamos que la escultura era obra de Ramón Chaveli Carreres, ya que se conserva una obra suya de un corazón de Jesús en bronce en la misma bodega, pero cuando observamos la no coincidencia de la fecha de su muerte 1947, con la inauguración de su monumento en 1962. Entendimos que el autor debía ser Manuel de Jesús Domecq González, octavo hijo de los 14 que tuvieron Manuel Domecq y Núñez de Villavicencio y María Mercedes González y Gordon. Nació en 1912. Sinceramente estábamos al corriente de que Manuel de Jesús tenía dotes de restaurador ya que rehabilito la imagen del Ecce Homo de Vicente Tena en el año 1950. La sorpresa es encontrarte una obra suya de tal magnitud y tan desconocida. Rescatar del olvido a un gran escultor y más si es jerezano siempre es una satisfacción plena para nosotros.

Para saber quién es la personalidad que representa este busto, decir simplemente que por el año 1867 Pedro Domeqc Lustau recibió el encargo de elaborar nada más y nada menos que 500 bocoyes de alcohol de calidad. Cualquiera que nos lea pensará que era lo normal en la época, sin embargo el azar, junto con la casualidad dieron paso a la sorpresa. El cliente de Pedro Domecq tras dos años de añejamiento de ese alcohol procedente de 500 botas se echó pa tras, y el amigo Pedro, al ver la gran calidad de este producto lo ordenó almacenar en botas de roble americano previamente envinadas de Jerez. Al pasar 5 años en una cata rudimentaria, dieron con las botas de aguardiente, al catarlo descubrieron la mariposa. El alcohol de calidad extrema se había convertido en un licor dorado, caoba, con un aroma sorprendente. A este licor le denominaron Brandy de Jerez. En 1874 con la compra de nuevos alambiques y nuevas perspectiva de mercado nació Brandy Fundador.