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Un Paseo Portuense hacia el Tabanco Obregón

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Un Paseo Portuense hacia el Tabanco Obregón

Sábado reluciente aparcamos el coche junto a la plaza de toros y nos disponemos a caminar por las calles del Puerto de Santa María, la ciudad de los cien palacios se abre a nosotros con todo su esplendor ¡Ole Joé!

El Puerto de Santa María es una de esas ciudades que nos encanta visitar, castiza, histórica y joven a la vez, el vino de Jerez se muestra en cada una de sus esquinas, al igual que la ciudad jerezana el Puerto posee también las denominadas bodegas catedrales de arquitectura decimonónica de gran magnificencia y ostentación visual compaginándose a su vez con las ricas bodegas mudéjares.

Estamos en tierra de vino, donde el fino y el entrefino es su principal protagonista, es curioso que con una misma materia prima, la palomino fino y un mismo sistema de crianza, se produzca un vino de connotaciones diferentes a escasos kilómetros de distancia entre las ciudades del Marco debido al microclima correspondiente de la zona, el ejemplo está en la manzanilla sanluqueña, el fino portuense y el fino jerezano más seco. Y es que la naturaleza incide prodigiosa y sabia en la personalidad del Jerez y sus vinos caracterizándolo de notas, aromas y sabores patrios de su localidad.

Justo en la Plaza de España hallamos la Iglesia Mayor Prioral, una auténtica joya del S.XV mostrándonos el camino hacia la plaza abastos de la ciudad. Enfilamos calle luna y giramos a la derecha por calle Placillas, justo en medio del palacio de los leones y el mercado de abastos nos encontramos en uno de los bares más castizo de la ciudad portuense, el bar Vicente. Aprovechamos y pedimos un fino de primera marca portuense, y nos deleitamos con la cartelería del local, donde la publicidad vitivinícola abunda en sus paredes un lugar que sin duda merece una visita por su tradicionalismo y enclave.

Un Paseo Portuense hacia el Tabanco ObregónTras el bar Vicente decidimos no quedarnos cojos y nos encaminamos hacia la calle Zarza, allí ante nosotros estaba lo que buscábamos, encontramos la bodega González Obregón. La primera vez que entré en el Obregón fue por culpa del amigo y compañero historiador Abraham Torralbo donde me introdujo en el tabanco portuense, grandes combates y batallas se libraron entonces en la Gaviota, la Sietes esquinas y por supuesto en el Tabanco Obregón.

Un Paseo Portuense hacia el Tabanco ObregónLa casa bodeguera González Obregón comenzó su andadura en el año 1935 por su fundador Don José Luis González Obregón, en 1950 como nos comenta el amigo y propietario Álvaro González se funda esta bodega en la calle Zarza, y cuatro años después en 1954 se abre el local. Sus propietarios actualmente son Manuel González Obregón y su hijo Álvaro González Rodríguez anteriormente mencionado al cual cogemos por banda y nos tomamos un fino de la casa junto a unas papas aliñá ¡De arte!

El Tabanco Obregón es una tasca peculiar, posee un grifo de cerveza en tierra de nadie y una serie de neveras donde se dispone el vino frio. No hay barra hay categoría. Y es que invitamos a pedir una botella de lo que se os apetezca como amontillado, fino, oloroso, cream y ellos te lo sirven justo delante del comensal sin ningún tipo de obstáculo con una calidad inmejorable y de producción propia ya que pertenecen al Consejo Regulador.

Un Paseo Portuense hacia el Tabanco ObregónNos acoplamos para tapear y observamos que todas las botas están aspilladas con el número de arrobas que contienen las barricas, es decir, aquí no va a faltar vino. Un pequeño busto y foto del torero jerezano Rafael de Paula corona una de las andanas y una preciosa cartelería costumbrista nos asombra y nos invita a la recreación. El Tabanco Obregón como se conoce en el Puerto apuesta por los vinos de Jerez, y es el único tabanco que queda en esta ciudad vinatera. Sus buenos precios, sus vinos de altísima calidad y su apuesta por educar a los jóvenes portuenses en la cultura del copeo de los vinos de nuestra tierra es sin duda una labor encomiable de este tabanco que invitamos desde La Sacristía del Caminante a visitar. Sin duda el fino late fuerte en el Tabanco El Obregón un lugar donde se hacen bien las cosas.

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