
Si en algo se caracteriza Jerez es por sus magníficos vinos, vinagres y Brandys de Jerez, ya a finales del Siglo XIX la ciudad jerezana apuntaba alto y disfrutaba con infraestructuras de las grandes capitales españolas. La industria del vino había posicionado a la ciudad jerezana en una de las ciudades más ricas de la nación.
Hoy en día, todavía se recuerdan a esas grandes personalidades del Jerez que han dado todo un legado del tesoro más preciado que tiene nuestra tierra, siendo homenajeadas con placas y monumentos como, la escultura de Manuel María González Ángel, el neoclásico monumento de Lorenzo Coullat del Marqués de Domecq, o el busto de D. Pedro Lustau en la misma bodega Fundador. Son pocos los reconocimientos de esta ciudad, tan difícil para homenajear a nuestros paisanos. Sin ir más lejos, ya vemos lo que queda del monolito de George Sandeman, por poner un ejemplo. Pero siguiendo el hilo del artículo, propondríamos a nuestro Excelentísimo Ayuntamiento desde estas líneas realizar un monumento en condiciones a uno de los artífices de la crianza del Vino de Jerez, tal y como lo conocemos hoy en día, sin duda una placa en su casa de Tornería honrando a Jean Haurie, seguro que a su vez, se estarían dando cuenta que también engrandecerían a la historia de Jerez. Pero muchas veces parece ser que no es algo inmediato para la política actual.
Avanzando en el caso que nos abarca en este pequeño artículo, vemos que Jerez olvida pronto, sobre todo sus gestores, y para ello es necesario de recordar que también en nuestra ciudad hubo un monumento a una de las figuras almacenistas del S.XX más importantes del Marco de Jerez. Hablamos sin duda de D. Zoilo Ruiz Mateos Camacho, el cual tuvo una escultura sedente, que al principio el Ayuntamiento quería ubicar en la plaza del caballo, instalándose más tarde en las bodegas de Sandeman en la calle Pizarro.

La autoría del monumento es de una gran calidad, siendo obra del sevillano Sebastián Santos Calero (autor de otros trabajos en bronce como la de la Paquera o la Chati). El Monumento de Zoilo trata de una reproducción en la que aparece sentado y sonriente. Su figura, de la que fue teniente alcalde de Jerez, reconoce sobre todo a uno de los grandes almacenistas de nuestra ciudad. Zoilo Ruiz Mateos, nació en la villa de Rota en el año 1900 y siguió los pasos de su padre Zoilo Ruiz Mateos Rodicio, al ponerse al frente de un negocio de venta de Tintilla de Rota.
Más tarde Zoilo Ruiz Mateos, reorganizó el negocio como almacenista ya estando en Jerez, con la compra de una bodega llamada la «hexagonal», en la calle Chancillería y propiedad de Pedro Lassaletta con cerca de 300 botas de vinos. Desde entonces su escalada en el mercado almacenista fue en ascenso, consiguiendo ser uno de los principales proveedores de la Casa bodeguera Harvey y comprando poco a diferentes bodegas hasta fusionarlas con las bodegas Internacionales S.A (BISA).
Hoy en día son conocidas las marcas que hacen referencias a esta figura del Jerez, entre ellas las Marcas D. Zoilo para la gama clásica de jereces compradas por las bodegas Williams & Humbert en 1994, y los VORS D. Zoilo Ruiz Mateos Reserva privada de Amontillados, Olorosos y Pedro Ximénez muy viejos.
La escultura que reza en su peana: “D. Zoilo Ruiz Mateos 1900 a 1962 Señor de la vid apóstol de los pobres”. Ya no está en las calles de Jerez y lo posee la familia Pérez-Luna, en una pequeña bodega familiar. Una auténtica pena que nuestras autoridades no rescaten esta escultura de Sebastián Santos y la pongan en una plaza pública. Si queremos ser ciudad de la cultura, debemos de trabajar por no olvidar nuestra historia, y nombres como Haurie, Patrick Murphy, Permartín, Pilar Aranda o Zoilo Ruiz Mateos entre otros, los cuales deben de respetarse y familiarizarse en nuestras calles y más aún, cuando en el caso de Zoilo Ruiz Mateos Camacho, su monumento existe.