Estamos en tiempo de vendimia en el Marco de Jerez, los Pagos reciben a muchos jornaler@s o ‘camper@s’ dispuestos a dar lo mejor de sí, para cortar el fruto que se ha estado cuidando con mimo durante todo un año. Pisar la albariza es muy idílico, su amanecer en un paraje incomparable, donde parece que el tiempo se ha parado desde hace siglos. Pero cuando pasan las horas, con ‘estas’ calores de pleno agosto el botijo es la herramienta más eficaz para calmar la sed y el calor por un instante.
Antiguamente fue la navaja, ahora los que quedan cortando a mano utilizan ‘las tijeras’. El calor agobia y mucho. Caja o espuerta al hombro y a recorrer de nuevo todo ‘el liño’ para depositar la carga en un contenedor o batea. Otros vendimiadores optan por la técnica del soleo para conseguir algunos grados más de baumé. Este es el mundo que vio y pintó Joaquín Sorolla en uno de sus bocetos cuando estuvo en Jerez, o el pintor gaditano, aunque afincado en Jerez José Montenegro. El Marco de Jerez en sí es un patrimonio sin igual desde hace siglos y ahora que muchas casas bodegueras están apostando de manera privada en volver a enseñar a un público especializado, se puede ver un poco de luz a la maltratada albariza.
Y tan maltratada, ya que hemos esperado casi un mes desde que desapareció este magnífico mural cerámico para ver si algún medio de información subvencionado o no, hablase o comunicase de la gran pérdida, “probablemente el más importante de todo el viñedo del Marco de Jerez” como nos manifiesta Francisco López Enríquez, Sumiller en Bodegas Luis Pérez y gran amante de nuestros vinos.
Y es que se veía venir desde hace ya bastante tiempo por el lamentable estado de la casa en la Viña La Esperanza en el Pago de Balbaína. Una cerámica de diseño de Francisco Hohenleiter y elaborado por cerámica Navia de Triana. Según añade Fátima Ruiz de Lassaletta en una red social “fue D. José de Soto (el propietario de Viña La Esperanza en 1936) el promotor de este precioso mural”.
Una cerámica que enaltecía a l@s innumerables trabajadoras y trabajadores que hacían posible la recolección y pisado de nuestras uvas y ahora, “vete tú a saber” estará con el Pendón de Jerez o en la casa de algún listo. Una verdadera lástima.