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Día de Emociones en Vinoble

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Emociones en Vinoble

Probablemente el cronista nunca lo reconocerá, pero con el tiempo –y, en consecuencia, con las sucesivas ediciones de Vinoble- se ha ido convirtiendo en una animal de costumbres, por lo que tiene establecida una pequeña norma de uso interno: lo primero que hay que hacer al llegar al Alcázar es tomarse unos ‘puttonyos’. Ir directamente al primer stand en el que veas que hay vino de Tokaj (vino de reyes, rey de vinos) y echarte al coleto un vino de unos cuantos ‘puttonyos’. Ayer cayó uno de cinco, en una ‘escala Richter’ que llega a los siete. Una vez que uno se ha bebido sus dos traguitos de este vino húngaro empieza a ver la vida de manera distinta, no sé, no es que sea mejor ni peor, es… es como que ves la vida igual pero… pero con más ‘puttonyos’ (capazos de uva sobremadura que se añaden a un mosto base).

Ya tranquilo y sosegado gracias a los ‘puttonyos’, comienza la ardua tarea de probar decenas de vinos, algo para lo que nadie, ni siquiera el cronista, está preparado. Es jornada de inauguración, domingo, por lo que además del público que vamos a definir como profesional hay bastante gente que acude con invitación (que muy bien, que para eso están). Durante el acto de inauguración la alcaldesa, Mamen Sánchez, ha insistido en que se trata de una de las ediciones del salón más internacionales –no es así- y, entrando en materia, la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía ha dejado claro su apoyo a lo que en el sector se conoce como los ‘nuevos jereces’, mostrando su disposición a que los cambios normativos que sean necesarios para incorporar estos vinos se realicen de la manera más ágil posible. En realidad lo de los ‘nuevos jereces’ se trata de una especie de secreto a voces, secreto por aclamación, para ser más exactos: sin duda su ´stand’ es uno de los más visitados de toda la muestra. Su protagonismo es indudable. Casi todos estos vinos se pueden degustar en ‘Territorio Albariza’, eso sí, con un poco de paciencia porque simplemente hay que decir que ‘Territorio Albariza’ ayer era ‘territorio petado’, pero es que también en uno de los ‘show cooking’ el enólogo Willy Pérez (bodegas Luis Pérez) compartió protagonismo-maridaje con Javier Muñoz (La Carboná) explicando las posibilidades de estos vinos en la mesa: este fenómeno no hay quien lo pare…

Bien… En Vinoble, como ocurre casi siempre en la vida, hay tres posibilidades: intentar participar en todos los actos del programa oficial (algo imposible por mera disponibilidad), hacerlo en parte, o directamente ir por libre, a lo loco. Personalmente el cronista prefiere esta opción, que no necesariamente es la mejor, de hecho seguro que no lo es. En el camino te puedes encontrar con expositores (o bodegas) que confunden vejez con calidad, vinos de uvas heladas con uvas congeladas o se topa con vinos u otros productos que nadie sabe exactamente que hacen en un salón dedicado a los vinos generosos, licorosos y dulces especiales, el tradicional subtítulo del Salón Vinoble. Pero la aventura es la aventura y es estupendo tomarte un vino de hielo de Alemania, irte cerca, a Alsacia (Francia) en lo que emprendes un viaje a Canadá, sin moverte por ejemplo de Vinos Perea… O degustas un estupendo amontillado en el expositor de las cooperativas del Marco (Albarizas de Trebujena) en lo que decides ir al del Consejo Regulador y te tomas, por ejemplo, una manzanilla llamada ‘Las Botas’ cuya existencia simplemente desconocías. Para eso está Vinoble.

Ya en la parte oficial, el mítico Sauternes, Montilla, los vinos de Alicante y los vinos dulces italianos se repartieron ayer el protagonismo con los vinos de Jerez en lo que a las catas se refiere. Cata más complicada que compleja de los vinos que el Consejo Regulador tiene en la bodega de San Ginés de la Jara, vinos anunciados como ‘tesoros’… solo para un público muy entendido y ávido de emociones fuertes: las que sin duda promete tener dos días de Vinoble por delante.

Imagen de portada de Paco Barroso