Barrio de San Pedro, son las 13:50 horas por mi reloj y entramos en el Tabanco El Guitarrón de San Pedro. El establecimiento se nos presenta con casi toda la parroquia, al instante, nos atiende amablemente Lola Rodríguez. Nos acoplamos justo al lado de uno de los símbolos del Guitarrón de San Pedro; una gran tinaja de barro, un sitio donde la Historia y el vino se entremezclan en este precioso Tabanco jerezano.
Hoy vamos a entrevistar a José Luis Jiménez miembro de la Real Academia de San Dionisio; que fue presidente del Cine-Club Popular de Jerez, donde dedica especial interés en recuperar el patrimonio cinematográfico de las bodegas del Marco. Sin ir más lejos, en 1992 rescató el documental más antiguo sobre el vino de Jerez, una joya del año 1924. Recibiendo por su labor el premio “Patrimonio” en el Festival Oenovideo.
En su ingreso como académico en la Real Academia de San Dionisio, leyó su trabajo “Jerez y sus vinos en la obra de D. Benito Pérez Galdós” ¡Ahí está el tío! Donde también ha participado en diferentes congresos sobre el Jerez, presentando comunicaciones en ciudades como; Funchal (Madeira), Logroño, Talca (Chile), Mendoza (Argentina), Jerez y el Puerto de Santa María. Asesor en el programa de Onda Jerez TV “De la viña a la mesa”. Mantiene el blog jerezdecine y continúa al frente con el exitoso y anual “Homenaje a Shakespeare”. En la actualidad prepara su nuevo trabajo literato “Un Jerez de cine”.
Tras esta pequeña reseña, con puntualidad inglesa, justo a las 14:00, entra Pepe Jiménez, nos saludamos y saludamos conjuntamente a algunos amigos que nos reconocen por nuestra cara bonita, nos pedimos un fino para Pepe y un oloroso para mí… Sin más, empezamos el combate.
F.B: Francisco José Becerra | J.L: Jose Luis Jiménez
F.B: Para los que no te conozcan ¿De dónde eres y donde naciste?
J.L: De aquí mismo, de Jerez. Nací en la calle Justicia, en el casco histórico. El cuarto donde nací, de dos que había, estaba pegado a una bodega donde guardaban vinagre. Creo que de Páez Morilla.
F.B: ¿Cuándo te empezó a interesar el mundo del Jerez?
J.L: En realidad fue tarde, a pesar de que estaba rodeado de bodegas, y en una época donde mucha gente aún trabajaba en el sector. Pasaba por delante de Domecq y esas puertas me parecían infranqueables. Me preguntaba el motivo por qué tanto turista iba allí. Los autobuses paraban en la Plaza del Mercado donde jugaba y los veía salir con bolsas, botellas. Eso sí, el olor a vino estaba en el ambiente y me había acostumbrado a él. Echo de menos esas fragancias. Pero sinceramente llegué al vino por el cine.
F.B: Que te pareció…
J.L: Aunque el encuentro fue tarde la dicha fue grande. Lástima que llegara algo tarde y no pudiera vivir su momento de esplendor de una época que ya ha pasado. Sin embargo, me ha permitido conocer un ambiente por el que he comprendido parte de la historia de Jerez.
F.B: Como estudioso e investigador del Jerez ¿Crees que la hostelería jerezana estaba preparada para vender el Jerez?
J.L: Buena pregunta, creo que hasta hace bien poco hemos ido a remolque en ese sentido y dormido en los laureles, pero estamos avanzando. Hay que combinar sabiamente tradición e innovación, manteniendo la calidad por encima de todo, y una buena presentación. Hasta hace bien poco era lamentable como se vendía el Jerez en el mismo Jerez.
F.B: En otras denominaciones de origen se cuidan más los detalles…
J.L: La mayoría de otras denominaciones tienen una historia reciente. La Rioja por ejemplo ha sido una tierra de excelentes claretes y hasta hace bien poco sus maravillosos tintos están conquistando el mundo. Ellos han creado el mejor museo de la cultura del vino, en Briones. No tienen tanto lastre como nosotros, y eso nos pesa negativamente a la hora de avanzar. Nosotros estamos vendiendo vinos al mundo desde el siglo XV, por lo menos. Lo que ocurre que el jerez ha tenido más proyección fuera que dentro y desconocemos esa parte. Por ejemplo, en el extranjero se han hecho buenas campañas para promocionar al jerez. El mismo Orson Welles o Jeremy Irons han hecho anuncios para marcas de jerez.
F.B: ¿Cual crees entonces que pudo ser la causa del declive del Jerez?
J.L: Uff! Eso es hueso duro de roer. Muchos factores. Como se diría: Entre todos la mataron y ella sola se murió. El sector del jerez ha tenido mucha culpa, el afán de la ganancia rápida y el no querer despertar del letargo. El resultado es el que vemos hoy día, y si no aprovechamos bien este resurgir gracias a las nuevas generaciones entonces cerraremos el kiosko del todo.
F.B: Háblanos un poco de los historiadores jerezanos dedicados al vino de Jerez.
J.L: Lo curioso es que deberíamos tener una buena representación de historiadores jerezanos dedicados a hacer su historia, pero no los hay. La mayoría de ellos están de espalda a esta materia. Un asunto clave para Jerez. Tan sólo, y a partir del año 2000, surge un trabajo digno de una historiadora, la trilogía de Carmen Borrego. Y me refiero a historiadores locales, ya que en otras poblaciones han surgido, y también de forma reciente, buenos trabajos como el de Javier Maldonado, Ana Gómez, Diego Caro o Alberto Ramos. Aunque no debo olvidarme del malogrado Antonio Cabral, de Trebujena, que hubiera aportado grandes cosas si no hubiera tenido una muerte tan prematura. Dos de los mejores libros sobre el Jerez están hechos por un inglés y una francesa.
F.B: De estos investigadores ¿Cuál es la obra y el historiador que más te fascina?
J.L: La trilogía, Jerez hacedor de cultura, de Carmen Borrego. Eso si hablamos de una obra hecha por una experta historiadora y profesora universitaria.
F.B: Con la fortaleza del Marco de Jerez en el mundo entero y siendo el Consejo regulador el más antiguo de España, como que sigue siendo referencia la obra de Manuel María González Ángel, una autentica biblia de nuestros generosos, pero que sin embargo carece de esa historia científica que le falta, desde nuestro punto de vista al Marco de Jerez. Parece ser que no se potencia ¿Qué crees que falla?
J.L: Yo considero que el libro de Manuel María González Gordon es un manual de uso indispensable, sin embargo no se ha fomentado la investigación y la edición de trabajos en gran parte, porque muchos de los archivos de las bodegas han desparecidos o es difícil su consulta. Sin documentos no hay historia, hay fantasía y eso es algo que nos gusta a la gente de Jerez, las leyendas. La historia hay que trabajarla, la fantasía es dejar la imaginación volar.
F.B: ¿Qué crees que ocurre con esos fondos bodeguero, se están perdiendo?
J.L: Efectivamente, los fondos documentales de muchas bodegas se están perdiendo. Existen muchos documentales, anuncios y archivos de gran valor que se están degradando y eso es lamentable, porque una bodega no es sitio para conservar esa documentación. Se necesita concienciar y hacer ver a las instituciones, como el Consejo Regulador, para rescatarlas y depositarlas en la filmoteca de Andalucía que es su sitio, en conservación adecuada por la temperatura y condiciones ¡Ahí sí! ¡Ese es el sitio de los investigadores! y no en un cuartucho, en un rincón de la bodega, donde posiblemente perdamos estas joyas documentales. Esa es mi insistencia.
F.B: Refiriéndonos a los documentales antes mencionados ¿Cómo fue esa aventura de recuperar lo que se denomina «el documental más antiguo sobre el vino de Jerez» del 1924?
J.L: Tú lo has dicho, una aventura. Fue encontrar una aguja en un pajar y una de mis mayores satisfacciones. En parte es lo que me llevó a descubrir el mundo del vino. El cine fue mi nexo de unión con el Jerez. En él, veía las referencias al Sherry pero me daba cuenta que no conocía nada sobre el mismo y una cosa me llevó a la otra. Por esta recuperación recibí el premio Patrimonio del festival francés OENOVIDEO. Lo que me duele es que se reconozca fuera y no en mi tierra.
F.B: Volvemos al Jerez ¿Qué te parece la reinvención del Tabanco jerezano?
J.L: Una magnífica idea que hay que mantener y cuidar. Casi todos ellos iniciativa de gente joven. Aunque se ha tomado el nombre y su espíritu se han estilizado formas y maneras de presentarlo a los de aquí y a los de fuera. Unido al flamenco y a la gastronomía se puede dar una oferta atractiva que atraiga el turismo y genere negocio. Como el ambiente que hay en Logroño o Bilbao alrededor de las tascas.
F.B: Una pregunta obligada ¿Que vino sueles beber cuando investigas?
J.L: Soy un enamorado del amontillado. Será por la influencia de Poe (Risas); pero me gusta combinar dependiendo de la hora.
F.B: … ¿Y el que más te gusta?
J.L: Los vinos que tomo directamente de la bota cuando estoy en bodegas como Tradición o Maestro Sierra. Las experiencias de este tipo en otras bodegas, como La Gitana o Pedro Romero, en Sanlúcar, fueron sublimes. Los vinos viejos, con cuerpo. Y un exquisito y equilibrado Pedro Ximénez, que además compartimos apellido, de Fernando Castilla…orgásmico.
Beber en “Rama” es todo un privilegio amigo Pepe, pero mayor privilegio es haberte concedido esta entrevista para La Sacristía del Caminante, a una de las figuras investigadoras más importantes y representativas que luchan por nuestros vinos.
¡Salud y Jerez!