Sucedió en 2010, en las antiguas bodegas de la firma Valdespino de la calle Ponce de propiedad municipal. Un alambique de valor incalculable según los expertos ¡Desapareció! y es que, no es que se fuera corriendo, ni fue parte de un truco del mago ese, el tal David Copperfield, aunque algunos lo quieran creer así.
Fue un rapto, un saqueo a lo vikingo diría yo. Alguno pensó… “Me lo llevo (a lo Belén Esteban) y así puedo hacer destilados de coco” ¿Quién sabe? ¿Ande estará el ‘jalambique’? ¿Qué magia oscura hay detrás de todo esto? Lloros y penas… es una pena su desaparición. Otra más, pero vamos, si ya se ha perdido el Pendón, excelentísima y magnífica enseña y símbolo e identidad de la ciudad. Nuestro glorioso e imponente ‘Rabo de Gallo’. El alambique va a escocer menos.
Simplemente era un mazacote de cinco metros de cobre, un ‘tiesto’ que solo servía para hacer Brandy de Jerez. Además de ser solo un “gigante único, que poseía una ornamentación preciosista de carácter vegetal muy propia de la época de las empresas forjadoras del Siglo XX” pura chatarra vamos.
En consecuencia, un consejo a la familia Rivero que conserva una de las mejores pinacotecas de España en su preciosa bodega. Viendo lo visto, espero ni se les ocurra darle un cuadro al Excelentísimo Ayuntamiento para poder exponerlo. Por lo visto, deben rondar muchos espíritus en los aposentos de la calle cabildo. Ya que nadie ‘físico’ entonces dimitió por tan insolente escándalo.
