Después de la resaca de la Feria del Caballo, es hora de ver lo bueno y lo malo de lo que ha acontecido en una de las ferias más importantes de la geografía española.
Comenzamos con lo bueno, y para ello nos vamos a regir en unos puntos determinado que parecen siguen manteniéndose. En primer lugar la consolidación de la feria de sábado a sábado, sin duda el gran acierto de este gobierno tripartito. En segundo lugar la repercusión en los medios nacionales, a destacar en los informativos Telecinco o periódicos de renombre como la Vanguardia, que han dado gran cabida a esta fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.
El tercer punto le sigue el espléndido paseo de caballo, un año más roza el notable aunque con matices, ya que se sigue echando en falta esos hermosos carruajes antiguos debido al deteriorado pavimento. En Cuarto lugar recurrimos a la espontaneidad de las jerezanas y jerezanos a la hora de expresar ‘el duende’ de Jerez con las típicas sevillanas de estas fiestas o alguna ‘pataita’ por bulerías de Jerez. También un quinto punto positivo es el aumento de la variedad de casetas donde poder beber diferentes marcas de Fino de Jerez y poderlas disfrutar, degustar y comparar. Otro punto más es la gran afluencia de visitantes sobre todo de ámbito nacional donde debemos de destacar a los procedentes de la Capital de España por la coincidencia con su festividad de San Isidro y por supuesto el aumento de la seguridad, convirtiendo nuestra feria en una de las más seguras del País.
Destacamos también muy favorablemente la apertura de los establecimientos hosteleros del casco histórico de la ciudad, convirtiendo esta gran fiesta jerezana no solo equiparable a un recinto, si no en una fiesta de todo Jerez.
En el lado negativo, nos referiremos al dicho de que nadie es profeta en su tierra y cuanto menos una fiesta de tal calibre, sobre todo cuando se trata de la mayoría de los periódicos digitales de ámbito local, donde diariamente se ha impuesto la información sensacionalista, curiosamente algo que nos estamos acostumbrando en estos diarios digitales que se mueven muy bien por redes sociales y buscan rascar en esa guerra del “me gusta” la sorpresa o más bien el morbo del ciudadano antes que una buena información.
Otro punto negativo es la nueva ubicación del ‘botellodromo’, aunque sin duda alguna ese movimiento de un Jardín a otro ha sido acertado, no ha impedido la falta de civismo de muchos de los jóvenes que han preferido optar por este lugar y donde se han inmortalizado imágenes de absoluta pena. Una nota negativa a corregir o, trasladarlos al nuevo jardín cerca de la calle del infierno y dentro del recinto ferial donde no rompe la estética de uno de los paseos principales del Real y acondicionarlo con buenas salidas de evacuación y seguridad.
Otro punto a superar es la estética de las casetas, ya que se está comprobando de que año a año cada vez tienen menos personalidad y muchas de ellas mantienen tanto en el interior como en el exterior una fachada antiestética. Hoy mismo parece que Francisco Camas, segundo Teniente de Alcaldesa, ha insistido en arreglar este punto para la próxima Feria del Caballo 2018.
Otra cuestión es sobre el alumbrado, si, el alumbrado. Se deberían de recuperar esos maravillosos centros que dividían las glorietas del paseo principal, ya que hace más de un lustro que no se dispone de una sola bombilla para iluminar estas rontondas que debieran tener su propia personalidad.
Y en lo que nos consta siendo La Feria del Caballo el gran escaparate de nuestra ciudad, es una auténtica lástima la inexistencia del Brandy de Jerez en el Real, por no encontrarlo no se localiza ni en el ‘botellodromo’. Una medida en la que se debería de aunar fuerzas a quien corresponda.